lunes, 24 de marzo de 2014

WILKO


“Yo me siento bien. Hay algo dentro de mi tripa, un alien, que está creciendo, y un día me matará”.
Quien nos cuenta esto es Wilko Johnson, y no es un escritor de best-sellers escocés, ni un diputado laborista británico. Tampoco es un bróker de la City londinense. Tomarse la muerte a broma no está al alcance de cualquiera. Wilko Johnson es un guitarrista mítico de las islas, uno de los componentes de aquella banda pionera de pub rock y rhytm & blues llamada Dr. Feelgood. Exacto, el doctor siéntete bien, el mejor doctor al que uno puede acudir para curar el cuerpo y despejar la mente.
“Debería de haber muerto hace cuatro meses, y no es así. Es incluso un poco embarazoso.”
El bueno de Wilko, al que le diagnosticaron un cáncer de páncreas incurable a finales de 2012 y al que, supuestamente, no le concedían los galenos más de 10 meses de estancia entre los vivos, dice que eso de que se hubiera tenido que morir hace cuatro o cinco meses, le está creando todo tipo de malentendidos. Le imagino entrando en un Pub de Canvey Island mientras por los altavoces se escucha una de sus canciones “Back in the night”, por ejemplo,  y los colegas mirándole extrañados. Otra vez aquí este fantasma. Seguro que todo no ha sido más que una broma. Una broma pesada de las suyas. El caso es llamar la atención. A ver: como ya no se venden sus discos, de alguna manera hay que hacerse notar...
Y Wilko, que se echa un wisky al coleto y se parte de risa, disfruta de esos momentos como un joven perdido en la noche de Londres, como si no hubiera ya más noches, ni más conciertos, ni más rock.
“Quiero vivir como me gusta. Dormir toda la mañana. Salir a buscar la diversión por la noche”.
Cuando alguien se toma así los asuntos de la vida, la muerte sólo supone darle la vuelta al disco. Y volver a pincharlo de nuevo.
El artículo (de Iñigo López Palacios, para “El País”) termina con el mejor epitafio posible para quien ha vivido la vida intensamente, haciendo lo que le gusta, sin imposiciones ni cadenas de montaje. Un espíritu libre.
“Estoy viviendo mi vida intensamente. Cada uno de mis días es genial. Y he descubierto que la gente me quiere. No lo sabía. La única putada es que no puedo hacer planes a largo plazo. Pero la verdad es que eso nunca ha sido lo mío”.
Grande, Wilko, y no sólo de estatura. Estamos aquí de paso. ¿Por qué aferrarnos a nuestros miedos, a nuestra decrepitud?  Me tomo a tú salud una pinta y bailo  con aquella chica –Roxette- que conocí en aquel concierto que diste en el 89 en la Sala Universal. La chica desapareció, el sudor permaneció en mi piel durante varios días. Era el sudor del rock.


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